martes, 12 de abril de 2011

El Insoportable peso de una amistad perdida.

En las marcas de mi corazón aún se puede leer te querré desde hoy hasta el final , aunque tu jures nunca regresar a mí, mi corazón desecho no te podrá dejar de querer, se marcharan los días de algún viejo calendario y mis ganas de llorar desaparecerán con el paso de los años, pero tu recuerdo no permitirá dejarte de quererte apreciarte y seguir admirándote desde hoy hasta el final, el tiempo seguirá su paso causando dolor a corazones como el mío que creyeron que su felicidad perduraría desde hoy hasta el final, y aunque el dolor tal vez desaparecerá ya será tarde para mí porque no podre enmendar todo el daño y sufrimiento que en ti puede causar… solamente quiero decirte: que ya, a veces me pasa...A veces olvido, cada vez más a menudo, no sé si es una estrategia de mis neuronas. A veces divago, en directo, sin pausas, sin prisas, voy y vengo, estoy sin estar. Espero no estar lejos cuando me necesites, pero estaré de la única manera que puedo, de la única manera que sé. Como siempre he estado, sigo estando y estaré…javascript:void(0)

El embrujo de la Noche...

Todos tenemos dos noches únicas e irrepetibles, la primera que pasamos fuera del seno materno primer encuentro con un mundo nuevo, del que no guardamos memoria consciente pero del que seguramente tendremos alguna marca; otra es, la de nuestra muerte, noche desconocida por la que habremos de pasar inexorablemente, impregnada por el temor a lo desconocido. Tenemos noches que suelen ser parecidas, son aquellas en que el ser humano se entrega en los brazos de Morfeo deseando no despertar, para que la placidez que nos envuelve nos siga acompañando. También están las que acompañaron nuestra niñez, llenas de fantasías y miedos que nos hacían tener la necesidad de aferrarnos a una mano querida. La noche en que nos descubrimos enamorados como nunca antes y que pasamos casi en vela deseando que ese amor siga creciendo. La importante noche en que hacemos el amor por primera vez, embriagados del romántico y perturbador deseo en el que nos entregamos al sueño cuando extenuados caemos en éxtasis perfecto. Las noches de pasión incontrolada, que comienzan y terminan cuando los cuerpos se funden en uno abandonándose al placer.
La noche en que nace cada hijo, que con atenta mirada vigilamos el movimiento de ese bollito de carne que recién llegado al mundo, conociendo por primera vez el miedo a que algo pueda perturbar su sueño.La noche pasada en vigilia en algún hospital cuidando a un ser querido, esa que hace eterna nuestra espera, deseosos de ver el primer rayo de luz que nos haga saber que todo está como deseamos.Aquella noche en que los hijos comienzan a llegar tarde y en la que permanecemos quietos sin poder conciliar el sueño hasta escuchar que la puerta se abre y los sentimos a salvo en casa. La que sucede al día en que nuestros pichones comienzan el armado de la valija para emprender su propio rumbo. La noche de alegrías en la que reunidos con nuestros afectos disfrutamos el placer de sentirnos juntos. Esa nunca deseada triste noche, que pasamos despidiendo la partida de esta vida de nuestros seres queridos.La que fantaseamos imaginando como será la carita del nieto por llegar y aquella en que por primera vez quedan a nuestro cuidado.La noche, que sigue al día en que obtuvimos algún logro no esperado y en la que sentimos que aun podemos. Las tristes noches , que pasa mucha gente en los penales en las que todo es soledad y tinieblas. La de los olvidados en hospitales , orfanatos o en calles solitarias en las que todo ser humano ansía que la mañana siguiente pueda ser diferente como por milagro. Esas son para mi noches diferentes, que en cada ser humano toman un sentido distinto ya sean de felicidad o de tristeza pero que seguramente cada uno guarda celosamente en algún lugar especial de la memoria hasta llegar a la última noche, en la que todas ellas se fundirán en una sola porque esa será para cada uno el comienzo su eterna noche.

Wonderland...

Había un mundo donde todo era hermoso. Donde las cosas eran sencillas porque no tenían otra forma de ser. Por que la única manera era la simple.Había un mundo en el que tu cama podía ser un barco y tu habitación un oceáno lleno de aventuras donde nadabas en la imaginación y los delfines y peces con alas te acompañaban.Había un mundo donde un tesoro valioso era esa figurita con brillantina que se veía tan fabulosa y que era difícil de conseguir.Un lugar donde la proximidad de los abuelos era lo más maravilloso porque te daban una moneda para caramelos a la hora de la siesta mientras del horno salía el delicioso olor a torta que ibas a comer en la merienda.Había un mundo de puertas abiertas, donde no existían las rejas y tus amigos entraban sin llamar como si fuera su casa.Había bigotes de espumosa leche chocolatada y un castigo era que te dijeran que para comer había sopa con verduras, esas que al correr al borde del plato te hacían acreedor a un reto.Había un mundo donde se jugaba en la calle hasta la noche con los chicos del barrio y podías ser rey por una tarde si encontrabas a todos los escondidos.En ese mundo la primavera era cientos de mariposas y una red para apresarlas y guardarlas en un frasco sin tener la conciencia de que las sentenciabas a muerte. Como las luciérnagas en el verano, farolitos nocturnales que te llevabas en su prisión de vidrio para mirar esas luces misteriosas hasta que el sueño te vencía.Siempre en algún lugar encontrabas un vanal donde pescar renacujos y salir espantado ante la aparición de los sapos.Había un mundo donde la navidad era familia y velas encendidas y en la televisión películas que contaban la historia de un niño que había nacido en un pesebre y nos regalaba su cumpleaños para que todos fuéramos más buenos, no sea cosa que Papá Noel nos tachara de su lista.Había tres reyes que venían en camellos y te dejaban en los zapatitos las cosas que les habías pedido y despertar era una fiesta.
Había un carnaval donde jugábamos a mojarnos y eran chicos contra chicas.Y llegó la escuela y éramos tan importantes con nuestro babi blanco y las chicas con cinta en el pelo. Éramos importantes hasta que la tortura de los deberes nos hiciera anhelar las vacaciones y así empezamos a aprender que en la vida no todo eran juegos y diversión, que también estaban las obligaciones y un reloj traidor que marcaba temprano la hora de levantarse.Y así fue pasando todo. Se terminó la primaria, vino la secundaria, el beso robado de los quince. Los abuelos que se fueron por una enfermedad innombrable. Conocimos la tristeza, aprendimos lo que era ser "grande".Había un mundo que se llamaba infancia. Con sus propios colores y aromas. Un lugar que queríamos abandonar para mandarnos solos. Y no nos dimos cuenta que queríamos abandonar el paraíso mordiendo una manzana engañosa. No sabíamos que siempre alguien te manda y no es tan bonito como cuando los que mandan son los papás.Había un mundo que se llamaba infancia del que no me quería ir y sin embargo me fui. Y hoy me pregunto porque no me quedé un ratito más ahí..

lunes, 4 de abril de 2011

Castillos en el Aire...(Jorge bucay)

Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.
Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días.
La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:

- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.

El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:

- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?

Y el hijo contestó:

- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi, Amor, ¿verdad madre?